¿Conoces al Espíritu Santo?
Es posible que en tu familia haya algún pariente que conozcas poco porque casi nunca lo ves. Sigue siendo parte de tu parentela pero definitivamente casi no lo conoces. El Espíritu Santo puede llegar a ser así para nosotros; es parte de nuestra fe el creer en la tercera persona de la Santísima Trinidad, pero al final de cuentas, lo conocemos poco.
En las Sagradas Escrituras hay muchas referencias a la presencia del Espíritu Santo:
- “Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas cubrían la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.” (Génesis 1,1-2 )
- Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré (Jn 16,7)
- “En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Jn 3,5)
Pero lo más importante es dejarlo entrar en nuestras vidas y tener una relación personal con él. Permitir que el fuego del Espíritu nos consuma y transforme cada centímetro de nuestro ser según el plan de Dios.
Si Él está con nosotros veremos su acción en nuestras vidas y los frutos que va cosechando
No olvidemos que en el bautismo y la confirmación hemos recibido sus dones, los cuales están en nosotros como semillas y debemos "activarlos" en la oración y en la vivencia de las virtudes cristianas
Por último es importante conocer lo que nos dice la Iglesia sobre el Espíritu Santo:
1. Catecismo
2. Dominum et Vivificantem Encíclica de San Juan Pablo II sobre el Espíritu Santo
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