Con el inicio de la Pascua nos adentramos en este camino de comprender y asimilar el anuncio de la salvación. No publicamos los últimos encuentros y por tanto presentamos a continuación un resumen:
- En el encuentro del 3 de abril hablamos de Cristo como la manifestación definitiva de Dios-Amor para nosotros. Este es el corazón de nuestra fe cristiana
- Vivir la experiencia del Amor de Dios: somos centros privilegiados del Amor de Dios, experimentar esto es una maravilla única, una fuente inagotable de asombro. Este Amor es lo más grande y valioso en la vida.
- Sólo la experiencia personal permite escuchar, captar y aceptar el valor del Amor de Dios.
- Jesucristo el Amor encarnado: su importancia es única e insustituible para la humanidad. Él es el buen pastor que se preocupa por sus ovejas. Sólo por Jesús y en Él sabemos que Dios es Amor.
- El amor puede ser mandado porque antes es dado: Dios mismo ha puesto en nosotros el reflejo de esa imagen suya que brilla en el Hijo. Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero.
2. La semana pasada, el martes 10 vimos como el Pecado te impide vivir el Amor de Dios.
- Después de conocer y experimentar el maravilloso Amor de Dios vemos que el hombre no siempre responde a este amor como debería.
- El pecado es una realidad externa al proyecto original de Dios.
- El hombre, en todo pecado, se aparta de Dios para amar a una creatura de manera desordenada, rechaza el plan amoroso de Dios desobedeciendo su ley y excluyéndolo de la propia vida. El hombre libremente rompe su relación con Dios.
- El pecado introduce una profunda división en el hombre destruyendo sus relaciones esenciales, Con Dios, con los demás y con el mundo.
3. Y esta semana, 17 de abril vivimos un encuentro fraterno que nos habla de la salvación que llega de Dios para nosotros en la vida cristiana.
Nace en nosotros la pregunta de si somos fariseos o publicanos, si valoramos el encuentro con el padre y nuestro obrar va mas allá de solo mostrarnos en medio de nuestros hermanos.
En esta reunión la invitación mas grande fue enfocada a la vivencia de la fe como prueba del amor de DIOS y el reconocimiento de su acto salvador en nuestra vida.
Salvar es: rescatar, liberar, sanar y pagar con amor, amor que viene del Dios justo y verdadero.
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